martes, 5 de octubre de 2010

SAN MIGUEL ARCÁNGEL, FUERZA DE LOS QUE COMBATEN, BAJO EL ESTANDARTE DE LA CRUZ

Reflexión de monseñor Jorge Luis Lona, obispo de San Luis (25 de septiembre de 2010)

San Miguel Arcángel es el ángel bueno, porque es humilde.

Su nombre significa"¿Quien como Dios?, expresión de la humildad de la creatura angélica ante su divino Creador.

El ángel es bueno cuando reconoce humildemente que todo lo ha recibido de Dios, que su vida angelical es un don del amor de Dios hacia él, que le permite responder libremente a Dios que lo amó primero, amándolo y cumpliendo su voluntad amorosa en todo, como persona angélica. De tal manera, el ángel bueno vive en el amor hacia las restantes creaturas angélicas, y hacia nosotros, criaturas y personas humanas.

El ángel malo se niega a ser bueno, porque con su libertad de persona y creatura angélica, elige usar mal esa libertad de creatura personal, y ser soberbio. Por esa soberbia rechaza el amor de Dios y el don de Dios, y pierde toda la grandeza de su condición angélica. Pasa a ser un ángel caído. Ya no es ángel, sino demonio. Odia a Dios, e intenta luchar contra Dios. Odia a los ángeles buenos, y nos odia y nos envidia a nosotros, creaturas personales humanas.

La fuerza de San Miguel Arcángel es un don que recibe de Dios. Solo Dios es el Todopoderoso, de fuerza infinita. San Miguel Arcángel puede participar de esa fuerza como creatura angélica, por su humildad. Y así, humildemente, nos ayuda a nosotros -débiles creaturas humanas- a seguir su ejemplo y a presentarle humildemente nuestra debilidad a Dios, para que el Señor nos dé a todos la fuerza de su Gracia, que nos ganó bajo el estandarte de la Cruz. La Cruz es el infinito amor de Dios que se hace débil para acompañarnos en el sufrimiento y en la muerte, y Todopoderoso vence al pecado y a la muerte en su Resurrección.

San Pablo le ruega al Señor que lo libre de una debilidad que lo hace sufrir, y el Señor le responde: "Te basta con mi Gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad. Y San Pablo lo comprende y le responde humildemente: "Me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo... porque cuando soy débil, soy fuerte." (2 Corintios 12,9-10). Y así también podrá decir: "Todo lo puedo en Aquel que me da fuerzas". (Filipenses. 4,13).

El demonio no tiene fuerzas propias. Es un pobre diablo, que esta caído. Pero Cristo lo llama “homicida” y “mentiroso y padre de la mentira” (Jn.8,44) Esa mentira criminal solamente tiene poder si nosotros nos dejamos engañar.

Nos odia a muerte, pero no tiene fuerzas para matarnos. Su fuerza es engañarnos con la mentira del mal, para que nos hagamos el mal a nosotros mismos como si fuera un bien, y elijamos el mal hasta la muerte eterna.

Y la mentira asesina, es dejarnos convencer de que la soberbia y el egoísmo son nuestro mayor bien. Dios quiere siempre darnos fuerzas para resistir esa tentación, y si caemos, humildad para pedirle perdón, y fuerzas renovadas.



Mons. Jorge Luis Lona, obispo de San Luis
San Luis, 25 de setiembre de 2010

"LA PATRIA" DE LEONARDO CASTELLANI

Nuestra bandera nació en un pelado pedazo de pampa, junto al río inmenso y melancólico, en tiempos de guerra y de heroico apuro. No es símbolo de ninguna herejía, no es símbolo de ningún capitalismo, de ningún imperialismo, de ningún rencor fratricida; no ha amparado piratería ni conquistas injustas, ni siquiera venganzas criminales… yo quisiera decir que los males que sufrimos hoy como pueblo los argentinos no son fruto de los crímenes nacionales, sino mas bien de la imprevisión y de ingenuidad, de superficialidad y de ignorancia en último caso.

Pero como la ignorancia también es pecado cuando es culpable, lo mismo que la violencia, y la pereza intelectual es uno de los siete pecados capitales, y uno de los “siete sabios de Grecia”, Pítaco, al lado del “conócete a ti mismo”, puso este mandato: "CULTIVA TU INTELIGENCIA, ESTUDIA CONTINUAMENTE, CONOCE A LOS DIOSES".

Así como existe un amor informe a la patria, que es el amor del salvaje a su clan (no basta ser independiente para ser Patria, no hay nadie más independiente que el salvaje), así existe un amor falsificado.

Es el amor de los que hacen de su Nación un absoluto, le ponen atributos divinos, idolatran en ella, venden a ella su alma, y le hacen sacrificios humanos, lo cual se llama hoy: ultra-nacionalismo o estatolatría.

El hombre es animal adorante, cuando no adora al Dios sumo, se adora a sí mismo en las obras de sus manos. "no adoraras la obra de tus manos -dice el Libro Santo-, no te harás ídolos de madera, de marfil y de oro".

El estado es la gran obra de las manos del hombre, es la suprema creación del intelecto práctico, dice Santo Tomás. Pero eso no quiere decir que el amor patrio sea malo, sino que lo es su corrupción. Puesto que las peores corrupciones, son las corrupciones de las cosas buenas.

…Entonces, ¡Oh jóvenes argentinos que me escucháis!, nuestro deber es cerrar filas al lado de nuestra bandera, abrir los ojos y corazones, renunciar a todo odio excesivo y particularismo, lidiar nuestras luchas internas, que son necesarias, sin pecar jamás gravemente contra la concordia nacional, sin faltar a la caridad social y a la justicia fundamental, sin hacer de ningún hermano argentino un enemigo irreconciliable; odiar al error sin odiar a los que yerran, al pecado sin odiar a los pecadores.


(FRAGMENTOS DEL DISCURSO DE LEONARDO CASTELLANI EL 20 DE JUNIO DE 1944)