Hoy en día, cuando es necesario cada vez más la fuerza y el ímpetu de la juventud; esa juventud que el mundo tiene estupidizada, adormecida y bombardeada con publicidades de todo tipo: teléfonos celulares que son casi tan caros como un auto o una moto, computadoras que son capaces de hacen casi todo y, por si fuera poco la manipulación de los medios de comunicación en donde se utilizan falsos “modelos” de ideales, héroes y de familias.
Lamentablemente ya no se puede dejar ver a los niños, ni los dibujos animados. Se prende la televisión (a cualquier hora) y encontramos travéstis famosos que todo el mundo admira y son reconocidos por todos los inbésiles, dibujos animados que lo único que hacen es asesinar e insultar, otros en donde el personaje principal es una esponja gay.
Pero lamentablemente no se termina ahí; como modelo de “familia” tenemos dos ejemplos deplorables: la famosa serie de dibujos animados
Otro modelo obsceno y desastroso de familia es la serie
Entonces, ¿esta es la educación que queremos para nuestros hijos, para que el nene “no moleste” lo sentamos frente al televisor o lo mandamos 8 horas por día al cyber? En la televisión va a aprender a tener menos respeto por sus padres y por los valores morales que ya de por sí disminuirán a lo largo de la vida si no se lo corrige de chico; y en internet, no sólo pierde la capacidad de asombro, de pensar y de reaccionar ante una situación trágica, sino que tiene a su entera disposición cualquier sitio pornográfico a la hora que quiera y sin ningún tipo de control.
Pero después le reclamará a la Suprema Corte de Justicia que le autorice un aborto simplemente porque su hija no lo quiere tener porque todavía es joven; pero no fue demasiado joven para revolcarse con su noviecito que tiene la cabeza solamente para hacerse un lindo peinado. O bien reclamará por la libertad de su hijo cuando éste sea acusado de violación, pero es culpable la justicia por condenar a su hijo, ¿o es culpable usted por no educarlo de chico?
Después vienen las lagrimas y las protestas, los cortes de calles, los reclamos a la justicia y al gobierno de turno por que su hijo murió quemado en el incendio de un boliche bailable, cuando los únicos responsables son ustedes lo padres, que en lugar de pasar las fiestas en familia, prefieren dejar a sus hijos salir a bailar. Que bueno pueden sacar luego de ir a un boliche o bailanta, una borrachera que con suerte podrá llegar a su casa, si es que no se mata manejando o lo atropellan, o se prende fuego el local donde estaba.
¿Esa es la vida que quieren para sus hijos? Cuando los hijos son chicos se los cuida de lo cuchillos o de los enchufes de corriente porque pueden hacerle daño a su cuerpo, y esto es exactamente lo que debe hacerse; pero no sólo de lo que puede lastimar o dañar al cuerpo debemos cuidarlos y cuidarnos, sino también de lo que puede perjudicar a nuestra alma. El alcohol, las drogas, los boliches y bailantas, el cigarrillo, el sexo (desvinculado de su fin y fuera del matrimonio) y otras tantas cosas, no sólo son dañinas para nuestro cuerpo sino también para nuestra alma; porque la dañan, la ensucian y la corrompen. No debemos olvidar las palabras de San Pablo: “¿O no sabéis que sus cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros y que han recibido de Dios?”.
Martín Dario Sardi
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