Grande osadía se necesita ya para ser un santo, grande osadía se necesita para conquistar un siglo, grande osadía se necesita para ganar un imperio. Y la Iglesia, nutrida al parecer con sangre de León y poseída de todas las osadías, derriba hombres, gana imperios, extiende ilimitadamente sus dominios y hoy (a la vuelta de 2000 años y cuando debiera haber envejecido) abre sus ojos hacia todas la fronteras, filosofías, cátedras, libros, parlamentos, arte, política y no desespera de fundar el imperio más vasto que hayan visto los siglos. La Iglesia vive y se nutre de osadías, todos sus planes arrancan de la osadía. Solamente nosotros nos hemos empequeñecido y nos hemos entregado al apocamiento.
Tenemos la necesidad urgentísima de que nuestros baluartes se alcancen fuera de nuestra Iglesia y hogares, para que cada corazón, cada alma nos encuentre en plena vida pública, para conservar los principios que hemos sembrado en lo íntimo de las conciencias, dentro del santuario, del hogar y del templo.
Urge que cada católico rectifique radicalmente su vida y tenga entendido que hay que ser soldados de Dios en todas las partes, sobre todo donde se libren grandes batallas. Dentro y fuera de los templos alcancemos la bandera de Dios y combatamos sin tregua con las banderas desplegadas hacia todos los vientos.
Ser personalidad alta y fuerte es más que ser soldado. Y quien no haya recibido la disciplina de la inmolación y el sacrificio, ni haya metido sus manos en el crisol ardiente del dolor buscando y aceptando metódicamente, no será soldado, ni caudillo, ni siquiera remedo de carácter robusto… Haced presente a los adversarios con ánimo sereno y firme, es necesaria la disciplina de la inmolación voluntaria, es hacer el alma dura a través del desierto a todos los reveses.
No es este el momento de las indecisiones, ausencias o falta de compromisos. Es la hora de los audaces, de los que tienen esperanza, de los que anhelan la santidad, de los que aspiran a vivir en plenitud el Evangelio y de los que quieren realizarlo en el mundo actual y en la historia que se avecina.
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