sábado, 8 de mayo de 2010

LA IGLESIA ES INMACULADA E IMPECABLE IV.

Un pastor solícito por su rebaño


Algunos diarios han tratado de incriminar al Papa Benedicto XVI por encubrimiento de delitos de pedorfilia, en la época en que era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y algunas voces estridentes llegan hasta el extremo de proponer su encarcelamiento.


Según nuestro parecer, ese es el mayor error del adversario en la actual campaña contra la Iglesia. Esta insolencia es lo que ha causado más indignación general, contribuyendo incluso para alertar y enfervorizar a los católicos adormecidos.


La injusticia de los acusadores se muestra más flagrante cuando, al comprobar los hechos, se constata que fue Benedicto XVI, cuando aún era Cardenal, quien más actuó para erradicar el problema, habiéndose acentuado su celo cuando ocupó la Cátedra de Pedro.


Es muy significativa la Carta Pastoral que, poco antes de la Pascua, envió a los católicos irlandeses para ser leída en todos los púlpitos del país. En un gesto sin precedentes, el Santo Padre pedía perdón directamente a las víctimas y a sus familias, expresando su profunda desolación por los “hechos pecaminosos y criminales” de los abusadores. Dirigiéndose a los obispos, resaltaba los “graves errores de juicio” y la “falta de gobierno” de parte de la Jerarquía. Finalmente, subrayaba que la Iglesia está trabajando con ahínco para corregir y remediar el mal que fue practicado.


Destáquese igualmente que, en mayo de 2001, el entonces Cardenal Ratzinger envió una carta a los obispos, ordenando que le fueran encaminadas todas las acusaciones contra clérigos, fuesen viejas o nuevas. Con esa iniciativa, la Santa Sede se adjudicaba la investigación de los abusos y el castigo de los culpables. A partir de entonces, varios acusados tuvieron que enfrentar un proceso canónico completo, muchos fueron reducidos al estado laical, o se dimitieron voluntariamente, mientras otros sufrieron sanciones administrativas y disciplinares, incluyendo la prohibición de celebrar Misa.


Contrariamente a lo que ciertos medios han propagado, la referida carta no prohibía comunicarse con la policía para denunciar eventuales abusos. En realidad, los obispos de algunas partes del mundo — como Estados Unidos, Inglaterra y Canadá — habían adoptado el procedimiento de comunicar a las autoridades policiales, cuando hubiese algún caso confirmado.


Por otra parte, el Vaticano ha establecido normas que tornan rigurosa la selección de los candidatos al seminario. Además, ha llevado a cabo iniciativas como el Año Sacerdotal, aún en curso, y el Congreso Teológico Internacional, realizado en Roma en el último mes de marzo, con el objetivo de renovar el clero y extirpar algunos conceptos erróneos sobre el sacerdocio, causados por una “hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura”[71] frente al Concilio Vaticano II.


Esperamos que esas brisas de renovación lleven un poco de consuelo a las víctimas de los horribles delitos cometidos por hombres que, como representantes de Dios, deberían ser los primeros protectores de los niños y de los jóvenes. Nos compadecemos de ellas y compartimos sus sufrimientos y desilusiones, ofreciendo por ellas nuestras oraciones. Por cierto, la tragedia que las afectó nos mueve, una vez más, a recordar con dolor a los incontables niños que fueron víctimas del cruel paganismo en la Antigüedad.


De cada persecución, la Iglesia sale fortalecida


Contemplando su propia historia, la Iglesia Católica puede decir con Cícero: “Alios vidi ventos, alias prospexi animo procellas”[72].


Como en embestidas anteriores, ella saldrá aún más fuerte del actual combate. Numerosas reacciones por el mundo ya anticipan tal desenlace. En Irlanda y en España, las iglesias se llenaron durante la Semana Santa como hacía muchos años no ocurría. En los Estados Unidos, en Inglaterra y en otros países de Occidente, el número de conversiones aumentó. Varios periodistas, muchos de los cuales no católicos, tomaron la defensa de la Iglesia. ¿Será necesario recordar que las persecuciones son indispensables para el resplandor de la Esposa de Cristo? ¿Y también para su renovación? En efecto, dice San Pablo: “Nam oportet et hereses esse ut et qui probati sunt manifesti fiant in vobis” (“Siendo, como es, forzoso que aún herejías haya”, 1 Cor 11,19).


Para destacar la perennidad de la Iglesia Católica Apostólica Romana, San Agustín nos ha dejado esta sabia reflexión: “Vacilará la Iglesia, si vacila su fundamento. Pero, ¿podrá, por ventura, Cristo vacilar? Ya que Cristo no vacila, la Iglesia permanecerá intacta hasta el fin de los tiempos”[73].


Recordemos que “Dios es el Señor del mundo y de la historia”[74]. Fue El mismo quien decretó que “las puertas del Infierno” no prevalecerían contra su Iglesia (Mt 16,18).



[1] Es necesario exceptuar al pueblo judío. Sin embargo, incluso algunas prácticas del Pueblo Elegido fueron suavizadas por Nuestro Señor Jesucristo, o posteriormente modificadas.

[2] Cf. por ex. ARISTIDES, Apologeticum (escrito entre 123 y 127 d.C.); JUSTINUS, Apología Prima (entre 153 e155 d.C.); ARNOBIUS, Disputationum Adversus Gentes (entre 304 y 312 d.C.).

[3] HERODOTUS. Book 1, “Clio”, n. 181; n. 199. In Kitson, J., Herodotus Website, www.herodotuswebsit e.co.uk, 2003.

[4] The Code of Hammurabi, King of Babylon, About 2250 BCE, traducción para el inglés por Robert Francis Harper, Chicago, University of Chicago Press, 1904, nº 181, 182.

[5] MARTINDALE, C. “A religião dos romanos”, in Christus – História das religiões. São Paulo, Saraiva, 1956, v. II, p. 560-561.

[6] PSEUDO-CLEMENTE. The Recognitions, c. 24.

[7] Ibid., c. 27.

[8] COULANGES, Fustel de. La Cité Antique. Paris: Flammarion, 1984. p. 78, 81, 82.

[9] PSEUDO-CLEMENTE, op. cit., c. 25.

[10] The Code of Hammurabi, op. cit., n. 110, 132, 141, 143.

[11] COULANGES, op. cit., p. 78.

[12] Ibid., p. 81.

[13] Ibid., p. 81-82.

[14] Ibid., p. 82.

[15] DANIEL-ROPS, [Henri Pétiot]. A Iglesia dos Apóstolos e dos Mártires. São Paulo, Quadrante, 1988. p. 126-130

[16] KOLOGRIVOF, Ivan (dir). Ensaio de suma católica contra os sem-Deus. Rio de Janeiro: José Olympio, 1939. p. 380-381.

[17] JOLOWICZ, Herbert Felix; NICHOLAS, Barry. Historical introduction to the study of Roman Law. London: Syndics of the Cambridge University Press, 1972, p. 119; COULANGES, op. cit. p. 99.

[18] JOLOWICZ, NICHOLAS, op. cit., p. 114; COULANGES, op. cit., p. 100-101. Ver tb. The Code of Hammurabi, op. cit., n. 117.

[19] JOLOWICZ, NICHOLAS, op. cit., p. 119; COULANGES, op. cit., p. 102.

[20] COULANGES, op. cit., p. 266.

[21] JUSTINUS, Apología Prima, c. 18: PG 6, 370.

[22] DANIEL-ROPS, op. cit., p. 162; The Code of Hammurabi, op. cit., n. 210, 230.

[23] COULANGES, op. cit., p. 267.

[24] COULANGES, Ibid.; MARROU, Henri Irénée. A history of education in antiquity. Madison : University of Wisconsin Press, 1982, p. 20, 23, 31.

[25] DANIEL-ROPS, op. cit., p. 128.

[26] JOLOWICZ, NICHOLAS, op. cit., p. 133-138, 277.

[27] WEISS, Juan-Bautista. Historia Universal. V. 3. Barcelona: Tipografía La Educación, 1928, p. 390-391.

[28] DANIEL-ROPS, op. cit., p. 132.

[29] HUBY, J., “A religião dos gregos”, in Christus – História das Religiões. São Paulo, Saraiva, 1956, vol. II, p. 514.

[30] WEISS, op. cit., p. 658-659.

[31] DANIEL-ROPS, op. cit., p. 162.

[32] DEMAUSE, Lloyd. Foundations of Psychohistory. New York: Creative Roots, 1982, p 50-53. Conforme muestra el autor, Roma no quedó libre de este problema.

[33] Es el caso por ejemplo de Adriano, cuyo apego enfermizo a un niño fue novelado por Marguerite Yourcenar en “Mémoires d’Hadrien”.

[34] HERÓDOTUS, op. cit. Book 3, “Thalia”, n. 92; Book 8, “Urania”, n. 105.

[35] Ibid., Book 3, “Thalia”, n. 48; Book 6, “Erato”, n. 32.

[36] AFARY, Janet; ANDERSON, Kevin B. Foucault and the Iranian Revolution. Chicago : The University of Chicago Press, 2005. p. 148.

[37] WOHL, Victoria. Love among the Ruins: The Erotics of Democracy in Classical Athens . Princeton: Princeton University Press, 2002, p. 6.

[38] DEMAUSE, op. cit., p 51. El autor cita a Plutarco, que hace referencia a la existencia del mismo mal también en Roma.

[39] WOHL, op. cit., p. 150; AFARY, ANDERSON, op. cit., p. 148; MARROU, op. cit., p. 26-37.

[40] WOHL, op. cit., p. 226; AFARY, ANDERSON, op. cit., p. 148-149; MARROU, op. cit., p. 31.

[41] WOHL, op. cit., p. 87, 226 et passim; AFARY, ANDERSON, op. cit., p. 4, 148. MARROU, (op. cit., p. 366), elogia el silencio de Homero sobre la pederastia, lo que constituye una excepción honrosa entre los escritores de entonces. Según parece, él “decidió ignorar una bien conocida institución de su época”.

[42] MARROU, op. cit., p. 33.

[43] WOHL, op. cit., p. 4.

[44] MARROU, op. cit., p. 366.

[45] WOHL, op. cit., p. 8, 48; AFARY, ANDERSON, op. cit., p. 144, 145, 150, 151.

[46] JUSTINUS, op. cit, 27: PG 6, 370. Ver también DEMAUSE, op. cit., p. 52-53.

[47] Apología, 50,13.

[48] MINUCIUS FELIX, Octavius, cap. 9; LECLERCQ, Henri, P. Verbete: “Accusation Contre les Chrétiens”, in Dictionnaire d'Archéologie Chrétienne et de Liturgie. V. 1, 1e partie. Paris: Letouzey et Ané, 1924. Cols. 274, 275.

[49] JUSTINUS, op.cit., c. 27.

[50] ARNOBIUS, op. cit., l. 2., n. 70.

[51] LEÃO XIII. Encíclica Immortale Dei. 1/11/1885, n. 28.

[52] WHITE, Lynn. Medieval Religion and Technology. Berkeley and Los Angeles : University of Los Angeles Press, 1978, p. 22.

[53] Ver, por ejemplo, WOODS, Thomas E. How the Catholic Church Built Western Civilization. Washington , DC : Regnery, 2005; STARK, Rodney. The Victory of Reason. How Christianity Led to Freedom, Capitalism, and Western Sciences. New York: Random House, 2005; PERNOUD, Régine. Pour en finir avec le Moyen Âge. Paris: Seuil, 1977; SWEENEY, Jon M. Beauty Awakening Belief. London : Society for Promoting Christian Knowledge, 2009; JAKI, Stanley L. Patterns or Principles and Other Essays. Wilmington : Intercollegiate Studies Institute, 1995; JONES, Terry. Medieval Lives. London : BBC Books, 2004; GRANT, Edward. God and The Reason in The Middle Ages. Cambridge : Cambridge University Press, 2001; LINDBERG, David C. (editor). Science in the Middle Ages. Chicago : University of Chicago Press, 1980.

[54] La literatura a este respecto es abundante. Ver, por ejemplo, CARROLL, Janell L.; WOLPE, Paul Root. Sexuality and gender in society. New York: HarperCollins College Publishers, 1996: “En efecto, tener un padrastro es uno de los más potentes pronósticos de abuso sexual” (p. 553). FINKELHOR, David. “Child Sexual Abuse”, in ROSENBERG, Mark L.; FENLEY, Mary Ann (editors). Violence in America. A Public Health Approach. Oxford, New York: Oxford University Press, 1991: “Diversos factores se han revelado consistentemente asociados a un mayor riesgo de abuso: (1) cuando un niño vive sin uno de los parientes biológicos, (2) cuando la madre no está siempre al alcance del niño, en virtud de empleo fuera de casa, o por causa de invalidez o enfermedad, (3) cuando un niño relata que el casamiento de sus padres es infeliz o marcado por conflictos, (4) cuando el niño informa que tiene un relacionamiento pobre con sus padres o es sometido a castigos o a abuso infantil, (5) cuando el niño dice tener un padrastro” (p. 85). Según varios estudios, las niñas que viven con padrastros componen el grupo de más alto riesgo. Por tal razón, Finkelhor, una renombrada autoridad en esta materia, piensa que las familias en las cuales hay padrastros deberían ser foco de políticas para prevenir abusos (FINKELHOR, David; and associates. A sourcebook on child sexual abuse. Newbury Park , CA : Sage Publications, 1986, p. 77-79). En el mismo sentido, la Radio Vaticano, en la edición de 5/4/2010 del Radiogiornale, expresando extrañeza por la paradójica campaña contra la Iglesia, recuerda que según los datos oficiales, los principales culpados del abuso sexual de niños no son sacerdotes. Es lo que señala un relato del gobierno americano, de 2008, según el cual “más del 64% de los abusos son perpetrados por padres, parientes u otras personas que viven en la misma casa, por lo tanto, en el ámbito de las relaciones familiares. En las escuelas del país, casi el 10% de los jóvenes sufren abusos. Al respecto de los sacerdotes católicos implicados, se estima que sean menos del 0,03%”. Estudios recientes realizados en otros países indican que los dados referentes a Estados Unidos se repiten, con pequeñas variaciones, en todo Occidente. Una estadística publicada en el “Portal da Criança”, de la Secretaría Estatal de Desenvolvimiento Humano (SEDH/PB) del Estado de Paraíba, muestra que el 90% de los casos de pedofilia suceden dentro de casa, siendo que las mayores incidencias ocurren en el siguiente orden: padre, padrastro, hermano, tío, abuelos, padrinos y vecinos (http://crianca. pb.gov.br/ contador/ ?p=479). La revista Veja (18/3/2010, p. 112) informa que, en la clase media brasileña, en el 37% de los casos de pedofilia, el abusador es el padrastro, y en el 34% es el propio padre. Además de esto, en las clases C y D, 74% de las víctimas son hijos de padres separados.

[55] JENKINS, Philip. Pedophiles and Priests: Anatomy of a contemporary crisis. Oxford , New York : Oxford University Press, 1996, p. 55.

[56] Ibid., p. 56.

[57] Ibid., p. 126-128.

[58] TRESE, Leo J. A fé explicada. São Paulo: Quadrante, 2007. p. 147-148.

[59] PAULO VI. Sollemnis Professio Fidei, 19: AAS 60 (1968) 440.

[60] BIFFI, Cardinale Giacomo. Meditazione Gesú di Nazareth, la fortuna di appartenergli. Giubileo Diocesano dei Catechisti, Cattedrale di San Pietro, Bologna, 29/10/2000.

[61] JOURNET, Charles. Il mistero della Chiesa secondo il Concilio Vaticano II. Brescia: Queriniana, 1967, p. 84-85.

[62] Ibid., p. 85.

[63] Ibid., p. 31. Ver tb. CONCILIO VATICANO II, Constitutio dogmática ‘de Ecclesia’ 1,4.

[64] JOURNET, op. cit., p. 91-95.

[65] CONCÍLIO VATICANO II. Sacrossantum Concilium, n. 10.

[66] ARANGÜENA, José Ramón Pérez. A Iglesia. Iniciação à eclesiologia. Lisboa: Diel, 2002. p. 110.

[67] JOURNET, op. cit., p. 89.

[68] KEMPF, Constantino. A santidade da Iglesia no século XIX. Porto Alegre: Barcellos, Bertaso & Cia., 1936. p. 11-12.

[69] CONCÍLIO VATICANO II. Lumen Gentium, n. 15.

[70] BENTO XVI. Discurso. Encontro com os Bispos do Brasil, Catedral da Sé, São Paulo, 11/5/2007.

[71] BENTO XVI, Discurso à Cúria Romana, 22/12/2005.

[72] “Vi otros vientos y enfrenté sin temor otras tempestades” (In L. Calpurnium Pisonem, oratio, 9).

[73] Enarrationes in Psalmos, 103, 2,5; PL, 37, 1353.

[74] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 314.


(Última parte)

No hay comentarios.: