lunes, 5 de noviembre de 2007

Qué país dejamos a nuestros hijos

Hoy en día cuando la única forma de gobierno parece ser la terrible “democracia”, palabra que desgraciadamente tiene toda una trastienda muy, pero muy lamentable. El pasado domingo 28 de octubre de 2007, se llevó a cabo un nuevo fraude papelonero, que dio como resultado un resultado atroz; un nuevo gobierno montonero, pero la pregunta que nos deberíamos hacer es la siguiente: ¿Qué nos depara en estos próximos cuatro años?

Los planes, leyes y demás artilugios de la tan “amada” democracia (sólo por algunos) para seguir despojando a nuestra querida Argentina, tan vejada y tan ultrajada por estos “hijos” y “nietos” vaya uno a saber de qué o de quién.

La decadencia de un país comienza en el preciso instante en el que la única forma de gobierno posible y aceptable por los “poderosos”, es la democracia; pero el gran problema de este terrible régimen, es que todo, pero todo tema; ya desde lo simple y cotidiano, pasando por lo moral, lo personal, lo teológico y lo religioso. Hasta la Santa Biblia resulta un simple libro histórico, pero que a su vez se lo denigra y no es tomado en cuenta ni como libro de historia, porque todo lo que allí esta escrito es materia opinable.

En la República Argentina estamos licenciados todos sus habitantes en opinología, materia por la cual nos creemos capaces de opinar y de juzgar todo y a todos, incluso a Dios; pero aún, la existencia de Nuestro Señor muchas veces es negada por sus mismos ministros, y los que tienen la valentía de proclamar el Santo Evangelio y de ser fieles a la doctrina enseñada por Jesucristo, son perseguidos por el zurdo, vil y montonero cobarde que hoy nos gobierna junto a su cara compañera de militancia y de protocolo , la “reina” Cristina y por los herejes y apóstatas de sus correligionarios; éstos últimos haciendo oídos sordos y procediendo cual Pilatos ante un inicuo y burdo juicio a un sacerdote acusado te aberraciones atroces y, que sabe Dios si alguna de todas las no probadas acusaciones fue verdad.

Para aquellos que procuramos “…luchar el buen combate…” (San Pablo) ante tantos ataque hacia la Santa Fe, la Santa Iglesia Católica, nuestra Santa Madre la Virgen Santísima y a nuestro Señor Jesucristo; nos duele en el alma el silencio de los sacerdotes, obispos y laicos ante tanta hipocresía y tanto fariseísmo en las escuelas, en el gobierno, en los hogares, en los lugares públicos y hasta en las Iglesias.

Hace algún tiempo se disfrazaba la vulgar cobardía con el manto del temperamento. Cada uno tiene su temperamento y hay que aceptar a aquellos que tengan un temperamento débil; claro que sí, pero un temperamento débil no puede ser nunca motivo para esconderse, para acobardarse, para ser un vulgar apóstata.

Hoy en día todos aquellos que no se atreven a proclamarse Católicos, de palabra y sobre todo de obra por vergüenza, no merecen piedad de la ira de Dios. Nuestro amado Señor dio hasta su última gota de su Preciosísima Sangre por cada uno de nosotros, desde Adán y Eva, hasta el último ser humano que exista sobre la tierra. Aún así y con el mayor milagro que presenciamos a diario, que es el despertarnos cada día, somos tan cobardes de esconder ese miedo al que dirán, que lo escondemos detrás de esa falsa prudencia de la cual hoy se abusa…

En el libro del Apocalipsis, San Juan relata que en el fin de los tiempos, mucho más allá de quien crea o no, Dios separará a las ovejas de los carneros, a las ovejas fieles les dirá: “venid benditos de mi Padre y entraras conmigo al Reino de Dios”; por el contrario le dirá a los carneros infieles: “salid malditos de mi Padre, id al fuego eterno donde sufrirás horror y tormentos”; pero hay de los tibios, aquellos que no tomaron partido, ni por Cristo ni por el demonio, por que a esos” lo vomitaré de mi boca” y la ira de Dios será terribles contra aquellos.

Teniendo en cuanta lo planteado, no podemos dejar de conjugar toda nuestra vida; lo político, lo religioso, nuestros deberes de Estado, nuestra familia, etc. No podemos hablar de justicia, si no practicamos esa virtud, y es entendida sólo como una venganza de un grupo de inadaptados resentidos hacia una persona, o bien hacia una institución.

Dejemos por una vez de lado ese maldito resentimiento que tenemos contra nuestro prójimo y hagamos los que debemos hacer sin fijarnos si nuestro vecino dijo o hizo algo. Cada uno de nosotros tenemos una misión en esta vida que debemos cumplir si pretendemos alcanzar la Patria Eterna, pero tengamos presente que por más dinero y poder que podamos alcanzar en esta vida, nadie podrá por más que lo desee, hacer lo que debemos hacer nosotros.

De una vez por todas, démonos cuenta que después que un país pierde el rumbo, su alma y sociedad se van degradando cada vez más; entonces allí aparece la democracia, para que un país pueda ser libre, ¿libre de qué, o de quién? Pero lamentablemente la historia no termina ahí, luego de ésta libre forma de gobierno indefectiblemente se llega a la demagogia, para terminar por tocar el fondo del abismo de la perdición.

Y es allí donde se ataca en primer lugar a la célula fundamental de la sociedad, sobre la que se basan todos los estatutos morales de una Nación, que es la familia. Pero esto muchas veces no da el resultado deseado, porque siempre surge algún grupo de fundamentalistas Católicos (que gracias a Dios existen) y que no tenemos miedo de decir la Verdad y de proclamar al único Rey de Reyes que es nuestro Señor Jesucristo.

Otro fuerte punto de ataque es la juventud; de la cual la mayoría afirma está perdida en un mundo de drogas, alcohol y sexo. Afortunadamente no es así, y los que así piensan es porque no leen mucho los diarios o miran los noticieros. Pero el mayor obstáculo del demonio, sigue siendo la mujer; porque sabe que destruyendo a la mujer destruye todo. Así como Dios desde el principio estableció una jerarquía en la cual el hombre debía ser la cabeza de todo (la familia, gobernar, dirigir, luchar, etc.) así también la mujer fue pensada por Dios para darle al mundo un toque de frescura, de pureza, belleza y corazón. Porque si bien es necesario el hombre fuerte, viril y decidido; también en necesario la tranquilidad, la dulzura y el amor que solo la mujer puede dar.

Para concluir me gustaría que todos reflexionemos cada día sobre lo que nos presenta y ofrece en bandeja de plata el mundo, y lo que nos presenta con sacrificio, trabajo, esfuerzo y que nos da el verdadero gozo que nos ofrece Dios y que lo fácil y rápido no nos puede dar ni lo podrá nunca.

“Hay de aquel País en el que debe ser la mujer quien salga a pelear; donde estarán esos hombre, será que el valor, la fuerza, la tenacidad, la virilidad a desaparecido junto con los hombre”. “Que siempre estemos firme y dignos bajo la celeste y blanca, bajo el manto bendito de nuestra Santa Madre del cielo, la Virgen María”. “Por eso, ánimo que es una palabra que no sirve de nada, pero que deberemos usar hasta que llegue el momento de cambiar el fusil de hombro”. “Que nuestro último grito en la tierra y nuestro primer cántico en el cielo sea: VIVA CRISTO REY”.

Agradezco y pido disculpas a todos aquellos de lo que he tomado prestadas frases para finalizar este humilde escrito. No se vea como simple plagio, sino más bien como un pequeño préstamo literario, el cual aseguro pagaré el día, la hora y del modo en que el Señor lo mande.

Martín Dario Sardi

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