martes, 22 de julio de 2008

LA REALEZA DE CRISTO

Los reyes y gobernantes podrán conculcar las tablas de tu ley; pero, al caer del sitial del mando en la tumba del olvido, tus súbditos seguiremos exclamando: ¡Viva Cristo Rey!

Los legisladores dirán que tu Evangelio es una ruina, y que es deber eliminarlo en beneficio del progreso…; pero, al caer despeñados en la tumba del olvido, tus adoradores seguiremos exclamando: ¡Viva Cristo Rey!

Los malos ricos, los altivos, los mundanos dirán que tu moral es de otro tiempo, que tus intransigencias matan la libertad de la conciencia…; pero, al confundirse con las sombras de la tumba y del olvido, tus hijos seguiremos exclamando: ¡Viva Cristo Rey

Los interesados en ganar alturas y dinero, vendiendo falsa libertad y grandeza a las naciones… chocarán con la piedra del Calvario y de tu Iglesia, y al bajar aniquilados a la tumba del olvido, tus apóstoles seguiremos exclamando:
¡Viva Cristo Rey!

Los heraldos de una civilización materialista, lejos de Dios y en oposición al Evangelio… morirán un día envenenados por sus maléficas doctrinas; y al caer a la tumba del olvido, maldecidos por sus propios hijos, tus consoladores seguiremos exclamando: ¡Viva Cristo Rey!

Los fariseos, los soberbios y los impuros habrán envejecido estudiando la ruina, mil veces decretada, de tu Iglesia…; y al perderse, derrotados en la tumba del olvido, tus redimidos seguiremos exclamando: ¡Viva Cristo Rey!

Sí, que viva. Y al huir de los hogares, de las escuelas, de los pueblos, Luzbel, el ángel de tinieblas, al hundirse eternamente encadenado a los abismos, tus amigos seguiremos exclamando: ¡Viva Cristo Rey!

¡Viva en el triunfo de tu Eucaristía y de tu Iglesia!
¡Viva para siempre Cristo Rey!

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