No te rías, oh Dios fuerte, de mis esfuerzos frustrados, porque hay una voluntad tristemente terca que gime a Tí desde el fondo de mi impotencia.
Por lo tanto, Dios hombre, que te hiciste carne siendo espiritual,
yo te juro con todos los recursos de mi natura racional-animal,
ya que patas de liebre no tengo y las alas quebradas me duelen tanto,
yo te juro que me haré santo.
Que saldré algún día -no sé cómo- del cajón oprimente
en que doy vueltas en redondo y tropiezo continuamente
"Padre, propongo no hacerlo más", y mañana lo hago tranquilamente.
Pero setenta veces siete aunque tuviera que levantarme
y aunque tuviera línea por línea milimétricamente que arrastrarme
y yo sé que el diablo es fuerte, pero yo soy más terco y más cabezudo
y yo sé que el diablo es diablo, pero la oración es mi escudo;
y es malo, pero Tú sólo puedes sacar bien del mal
-con tal que no me dejes nunca caer en pecado mortal-.
Yo te juro que saldré con tu gracia del cajón desesperadamente
que andaré de las virtudes iluminativas el camino rampante
y me hundiré en el río de la contemplación
con una terca, de tortuga, tosca y humilde obstinación.
Leonardo Castellani
miércoles, 7 de octubre de 2009
JURO QUE ME HARÉ SANTO
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