lunes, 29 de octubre de 2007

Salmo 2

¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?

Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
"Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo".

El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos.

Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
"Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña".

Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.

Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.

Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla".

Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor;
temblando, ríndanle homenaje,
no sea que se irrite y vayan a la ruina,
porque su enojo se enciende en un instante.
¡Felices los que se refugian en él!

NICOLÁS IACONIS

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