...La tercera consecuencia importante del aislamiento del alma fue el subjetivismo en filosofía. Subjetivismo no significa (en el sentido general, popular de la palabra, no en su uso técnico) referirse al individuo para comprobar la verdad. En cierto sentido, naturalmente, todos tenemos que hacerlo; por ejemplo: un hombre que acepta la autoridad de la razón, o de sus sentidos, o de la Iglesia Católica, necesariamente está ejerciendo un juicio individual. Antes bien, el subjetivismo significa que la mente que lo soporta (porque es una enfermedad) duda de la autoridad de lo corporativo y general, y prefiere lo particular y aislado.
Por ejemplo, en lo más importante de todo, la religión, aceptara como prueba de veracidad, no la autoridad corporativa de la Iglesia y ni siquiera la religión natural expresada según la tradición de la humanidad sino su propia “experiencia religiosa”, como él la llama. Esto es tan cierto que quien sufre de subjetivismo se vuelve completamente ciego al sentido de la palabra Credo, “Yo creo”. Confunde la fe con una emoción personal o un concepto visual. No la comprende como aceptación, por parte de la razón (bajo la palabra de una autoridad), de una verdad objetiva que el individuo puede o no haber experimentado como emoción personal. La idea de la fe como acto de voluntad desaparece.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario