martes, 18 de noviembre de 2008

EL PAPA REAFIRMA LA PROHIBICIÓN DE DAR LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS QUE SE VUELVAN A CASAR

Benedicto XVI dijo ayer que la Iglesia mantiene 'con firmeza' la indisolubilidad del matrimonio y que, aunque rodea del mayor afecto a las personas divorciadas y vueltas a casar, 'no puede aceptar' las iniciativas que tienden a bendecir 'las uniones ilegítimas'. El Pontífice hizo estas afirmaciones en el discurso que dirigió a los obispos franceses, unas palabras en las que se ve una advertencia ante los casos registrados en Francia de sacerdotes que han bendecido a parejas de católicos divorciados y vueltos a casar, a los que se ha permitido además comulgar, lo que prohíbe la Iglesia. Benedicto XVI denunció que muchos hombres 'no soportan' la doctrina sana y que, para halagarse el oído, se rodean de 'maestros a la medida de sus deseos' y, por ello, es necesaria más que nunca la catequesis para la transmisión de la fe.

El Papa añadió que en la exhortación apostólica 'Familiaris Consortio', sobre la familia, se indica el camino a seguir, un documento que 'prohíbe a todo pastor -por cualquier motivo o pretexto incluso pastoral- efectuar ceremonias de cualquier tipo para los divorciados que vuelven a casarse'.

'En efecto, tales ceremonias podrían dar la impresión de que se celebran nuevas nupcias sacramentalmente válidas y, como consecuencia, inducirían a error sobre la indisolubilidad del matrimonio válidamente contraído', agrega el documento.

Ante 116 obispos, Benedicto XVI analizó la crisis que padece la familia y echó parte de las culpas a las leyes 'que desde hace algunas décadas han relativizado en diferentes países su naturaleza de célula primordial de la sociedad'.

A menudo las leyes buscan acomodarse más a las costumbres y a las reivindicaciones de personas o de grupos particulares que a promover el bien común de la sociedad', denunció el Obispo de Roma.

El Santo Padre agregó que desde hace tiempo la unión estable entre un hombre y una mujer, 'ordenada a construir una felicidad terrenal con el nacimiento de los hijos dados por Dios, ya no es en la mente de algunos el modelo al que se refiere el compromiso conyugal'.

Sin embargo, prosiguió, 'la experiencia enseña que la familia es el pedestal sobre el que descansa toda la sociedad' y la célula 'viva' de la Iglesia.

Sobre el matrimonio dijo que, 'a sabiendas de que puede ir contracorriente', la Iglesia 'tiene que ser fiel' al mandato de Jesucristo y nunca dejará de repetir 'lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre'.


Reconoció que muchas parejas atraviesan 'pruebas muy dolorosas', pero reafirmó que en esos casos lo que hay que hacer es 'ayudarles a comprender la grandeza del matrimonio y animarlos a no relativizar la voluntad de Dios y las leyes que El nos ha dado'.

El Papa teólogo animó a los obispos franceses a trabajar en plena comunión con Pedro (con el Pontífice) y les dijo que su misión es crear las condiciones necesarias para que los fieles puedan hacer de sus vidas 'una ofrenda al Padre'.

A este respecto, subrayó la importancia de la catequesis para acrecentar en el bautizado el sentido de Dios y aseguró que una 'esmerada preparación de los catequistas permitirá la transmisión íntegra de la fe'.

Benedicto XVI denunció que muchos hombres 'no soportan' la doctrina sana y que, para halagarse el oído, se rodean de 'maestros a la medida de sus deseos' y, por ello, es necesaria más que nunca la catequesis para la transmisión de la fe.

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